jueves, 3 de mayo de 2012


 ANTECENTES HISTORICOS DE LA EPIDEMIOLOGIA.

La transformación de la epidemiologia es una ciencia que ha tomado varios siglos, y puede decirse que es una ciencia joven. Todavía en  1928, el epidemiólogo ingles Clifford señalaba que la disciplina, a pesar de su antiguo linaje, se encontraba en la infancia. Como muestra afirmaba que sus escasos logros contenidos en la disciplina en los últimos 50 años no le permitían reclamar un lugar entre las ciencias exactas; que apenas se tenía alguna literatura especializada y que en vano podían buscarse sus libros de texto, dudaba incluso que los problemas abordados por ella estuviesen claramente comprendidos por los propios epidemiólogos. 7 décadas más tarde el panorama descrito por Gill parece diferente, y actualmente ningún avance médico sería completo sin la participación de la epidemiología.

PLAGAS, PESTES, CONTAGIOS Y EPIDEMIAS.

El estudio de las enfermedades como fenómeno poblacional es casi tan antiguo como la escritura y las primeras descripciones de padecimientos que afectan a poblaciones enteras, se refiere a enfermedades de naturaleza infecciosas. El papiro de Ebers, menciona unas fiebres pestilentes, probablemente malaria, que asolaron a la población de los márgenes del Nilo alrededor del año 2000 a.c. es probable que el texto en el que se hace más antigua referencia a un padecimiento colectivo. La aparición periódica de plagas y pestilencias en la prehistoria es indiscutible. En Egipto hace 3000 años se veneraba a una diosa de la peste llamada Sekmeth, y existen momias de entre 2000 a 3000 años de antigüedad que muestran afecciones dérmicas surgentes de viruela y lepra. Dado que la momificación estaba reservada a los personajes más importantes del antiguo Egipto no se ve extraño que este tipo de afecciones fuera mucho más frecuente entre la población general.
 La aparición de plagas a lo largo de la historia también fue registrada en la mayor parte de los libros sagrados, en especial La Biblia, el Talmud y el Corán, que adicionalmente contiene las primeras normas para prevenir las enfermedades contagiosas. De estas descripciones destaca la plaga que obligó al faraón egipcio la salida de los judíos alrededor del año 1224 a.c
Muchos escritores griegos y latinos se refirieron a menudo al surgimiento de lo que denominaron pestilencias, la más famosas de estas descripciones es quizá la plaga de Atenas, que asoló a esta ciudad en el año 430 a.c una de las características más notables de éstas descripciones es que dejan muy claro que la mayoría de la población creía firmemente que muchos padecimientos eran contagiosos, a diferencia de los médicos de la época quienes pusieron poca atención en el concepto de contagio. Como ya hemos dicho, la Biblia, el Corán y el Talmud, recomiendan numerosas prácticas sanitarias preventivas, como el lavado de manos y alimentos, la circuncisión, el aislamiento de enfermos y la cremación de los cadáveres; algunos enfermos como los leprosos eran aislados y tenían prohibido establecer comunicación con la población sana.
La primera referencia propiamente médica de un término análogo se encuentra en Hipócrates quien usó las expresiones epidémico y endémico para referirse a los padecimientos según fueran o no propios de un determinado lugar. Hipócrates no secundó las creencias populares sobre el contagio, y atribuyó la aparición de las enfermedades al ambiente malsano (miasmas) y a la falta de moderación de la dieta y las actividades físicas. El texto hipocrático señala que la dieta, el clima, la calidad de la tierra, los vientos y el agua son los factores involucrados en el desarrollo de las enfermedades en la población, al influir sobre el equilibrio del hombre y con su ambiente.
Entre los siglos III y XV, durante el periodo en el que la iglesia católica gozó de una hegemonía casi absoluta en el terreno de la ciencia, se creía que la enfermedad de la salud significaba el castigo y el perdón divino, y las explicaciones sobre las causas de los padecimientos colectivos estuvieron prácticamente ausentes en los escritos médicos de esta época.
Durante el reinado del emperador Justiniano, la terrible plaga que azotó al mundo ya recibió el nombre griego de epidemia. No se sabe exactamente desde cuando el término epidémico de usa para referirse a la presentación de un número inesperado de casos de enfermedad.
En  1546 Girolamo Fracastoro publicó su primer libro en donde por primera vez describe todas las enfermedades que en ese momento podrían clasificarse como contagiosas (peste, lepra, tisis, sarna, rabia, erisipela, viruela, ántrax y tracoma) Fracastoro fue el primero en establecer claramente el concepto de enfermedad contagiosa. A Fracastoro le cabe el honor de ser el primer médico que estableció qué enfermedades específicas resultan contagiosas, presentando la primera teoría general del contagio vivo de la enfermedad. Desde este punto de vista, debe ser considerado el padre de la epidemiología moderna.
Treinta y cuatro años después de Fracastoro, en 1580, el médico francés  Guillaume publicó el libro epidemiolum, conteniendo una relación completa de las epidemias de sarampión, difteria peste bubónica. Debido a que Guillaume tuvo una gran influencia en la enseñanza de la medicina durante la última parte del siglo XVI y la primera del siglo XVII, sus trabajos tuvieron un importante impacto en la práctica médica de todo el siglo XVII.
En castellano la primera referencia al término epidemiología según Nájera se encuentra en los libros que con tal título se publicó en Madrid en 1598. Los términos epidémico y endémico fueron incorporados a nuestro idioma apenas unos años más tarde, hacia 1606. En aquella época, endémicos significaba simplemente la residencia permanente de alguien en un lugar. Epidémico entonces se denominaba a aquel que temporalmente residía en un lugar en donde era extranjero.
Desde mucho antes, en el occidente medieval se llevaron a cabo actividades productivas que podrían calificarse como epidemiológicas en el sentido actual del término.  La iglesia ejecutó durante muchos siglos acciones de control sanitario destinadas a mantener lejos del cuerpo las enfermedades que viajaban con los ejércitos y el comercio, y tempranamente aparecieron prácticas sanitarias que basaban su fuerza en los resultados de aislamiento y cuarentena.

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