La red causal
Desde su nacimiento como disciplina moderna, una premisa
fundamental de la epidemiología ha sido la afirmación de que la enfermedad no
ocurre ni se distribuye al azar, y sus investigaciones tienen como propósito
identificar claramente las condiciones que pueden ser calificadas como
"causas" de las enfermedades, distinguiéndolas de las que se asocian
a ellas únicamente por azar.
El incesante descubrimiento de condiciones asociadas a los
procesos patológicos ha llevado a la identificación de una intrincada red de
"causas" para cada padecimiento, y desde los años setenta se postula
que el peso de cada factor presuntamente causal depende de la cercanía con su
efecto aparente. La epidemiología contemporánea ha basado sus principales acciones
en este modelo, denominado "red de causalidad" y formalizado por
Brian MacMahon, en 1970.
Una versión más acabada de este mismo modelo propone que las relaciones establecidas entre las condiciones participantes en el proceso -denominadas causas, o efectos, según su lugar en la red- son tan complejas, que forman una unidad imposible de conocer completamente. El modelo, conocido como de la "caja negra ", es la metáfora con la que se representa un fenómeno cuyos procesos internos están ocultos al observador, y sugiere que la epidemiología debe limitarse a la búsqueda de aquellas partes de la red en las que es posible intervenir efectivamente, rompiendo la cadena causal y haciendo innecesario conocer todos los factores intervinientes en el origen de la enfermedad.
Una versión más acabada de este mismo modelo propone que las relaciones establecidas entre las condiciones participantes en el proceso -denominadas causas, o efectos, según su lugar en la red- son tan complejas, que forman una unidad imposible de conocer completamente. El modelo, conocido como de la "caja negra ", es la metáfora con la que se representa un fenómeno cuyos procesos internos están ocultos al observador, y sugiere que la epidemiología debe limitarse a la búsqueda de aquellas partes de la red en las que es posible intervenir efectivamente, rompiendo la cadena causal y haciendo innecesario conocer todos los factores intervinientes en el origen de la enfermedad.
Actualmente, este es el modelo predominante en la investigación
epidemiológica. Una de sus principales ventajas radica en la posibilidad de
aplicar medidas correctivas eficaces, aun en ausencia de explicaciones
etiológicas completas. Esto sucedió, por ejemplo, cuando en la década de los
cincuenta se identificó la asociación entre el cáncer pulmonar y el hábito de
fumar. No era necesario conocer los mecanismos cancerígenos precisos de
inducción y promoción para abatir la mortalidad mediante el combate al tabaquismo.
Una desventaja del modelo, empero, es que con frecuencia existe una deficiente
comprensión de los eventos que se investigan, al no ser necesario comprender
todo el proceso para adoptar medidas eficaces de control.
El resultado más grave del seguimiento mecánico de este esquema ha
consistido en la búsqueda desenfrenada de "factores de riesgo" sin
esquemas explicativos sólidos, lo que ha hecho parecer a los estudios
epidemiológicos como una colección infinita de factores que, en última instancia,
explican muy poco los orígenes de las enfermedades. El modelo de la caja negra
también tiene como limitación la dificultad para distinguir entre los
determinantes individuales y poblacionales de la enfermedad (es decir, entre
las causas de los casos y las causas de la incidencia).
Geoffrey Rose ha advertido sobre esta falta de discriminación al
preguntarse si la aparición de la enfermedad en las personas puede explicarse
de la misma manera que la aparición de la enfermedad en las poblaciones. En
otras palabras, Rose se pregunta si la enfermedad individual y la incidencia
tienen las mismas causas y, por lo tanto, pueden ser combatidas con las mismas
estrategias. Rose responde negativamente.
Corrientes más recientes han intentado desarrollar un paradigma
opuesto al de la caja negra multicausal, denominado modelo histórico-social.
Este modelo señala que es engañoso aplicar mecánicamente un modelo que concede
el mismo peso a factores que, por su naturaleza, deben ser diferentes. También
rechaza que el componente biológico de los procesos de salud colectiva tenga un
carácter determinante, y propone reexaminar estos fenómenos a la luz de su
determinación histórica, económica y política. Según esta interpretación, el
propósito principal de la investigación epidemiológica debe ser la explicación
de la distribución desigual de las enfermedades entre las diversas clases
sociales, en donde se encuentra la determinación de la salud-enfermedad.
No obstante, el interés que revisten estos planteamientos, el
limitado desarrollo de instrumentos conceptuales adecuados para contrastar sus
hipótesis, ha impedido que este modelo progrese como una alternativa real a los
modelos de la red de causalidad y de la caja negra.
Bibliografía:
López-Moreno
S; Garrido-Latorre F; Hernández-Avila M. Desarrollo histórico de la
epidemiología: su formación como disciplina científica. Salud pública de México
/ vol.42, no.2, marzo-abril de 2000
Gill CA. The genesis of
epidemics and the natural history of disease. Nueva York (NY): William Wood and Company, 1928:139.
Organización
Panamericana de la Salud. El desafío de la Epidemiología. Washington, DC: 1988;
Publicación Científica núm. 505:3-17.
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